jueves, 11 de agosto de 2016

Dar lo mejor de mi

De las cosas más maravillosas que viví en la vida. Y pensar que tenía miedo de no poder. Por insegura, porque nunca tuve un buen par de tetas. Salí del quirófano y ahí estaba, en medio del pasillo, inmediatamente después de que me cerraran la cesárea, en frente de mi marido y de cualquiera que caminaba por el pasillo. Ahí estaba el 23 de enero del 2015, a minutos de haber visto a mi preciosa hija por primera vez, un tanto azul pero lo más hermoso que vi en la vida. En el pasillo, yo, madre primeriza, mi marido y mi hija en mis brazos. Recordé las palabras del obstetra: "lo primero que tenés que hacer es ofrecerle el pecho". Minutos después, sin entender mucho del tema, saqué la teta y Julieta abrió la boca con una naturalidad que emociona hasta las lágrimas. Lo más maravilloso del mundo. Es más que un abrazo. Una conexión única. Esa personita que estuvo nueve meses adentro mío, estaba tomando la teta. Yo le estaba dando lo mejor de mí.
Un año y medio, 18 meses de momentos increíbles donde no sólo alimenté a mi hija, LE DI MI TIEMPO Y EL AMOR MÁS PURO E INCONDICIONAL DEL PLANETA. UNA BENDICIÓN DEL UNIVERSO. Doy gracias cada día por lo que construimos en estos 18 meses y monedas de lactancia de amor y de teta. Soy muy afortunada y esos minutos, esas miradas y esas caricias que Julieta me regalaba en cada toma quedarán por siempre guardados en mi corazón. Los recordaré siempre con una sonrisa.